En este post os queremos contar un poco de historia. Porqué nosotros somos algo más que las tendencias, porqué la historia, el diseño y el saber forman parte de nuestro ADN para hacer mejores cocinas.
Margarete Schütte-Lihotzky intervino con el arquitecto Ernst May en el diseño de 10.000 viviendas de alquiler social en Frankfurt. Estudió cómo ser más eficiente en un espacio reducido. En una época dónde aún muchas viviendas tenían una sola estancia para cocinar, dormir y asearse. El diseño de las viviendas ponía la cocina en una habitación a parte, con la idea principal de la salubridad.
Inspirándose en un proyecto anterior que hizo Margarete sobre la cocina de un tren y guiándose por el taylorismo que abogaba por la organización del trabajo para que fuera más efectivo, y que se trasladó también a las tareas del hogar.
Margarete Schüttle-Lihotzky organizó la cocina de tal manera que se diesen los menos pasos posibles para pasar de la zona de cocción a la de trabajo, y de ahí a la de agua. Su idea era ayudar a las mujeres a ser más eficientes y tener más tiempo fuera del espacio de la cocina.
Imagen de los planos de la cocina Frankfurt. Imagen de la presentación de la charla sobre Margarete Schüttle-Lihotzky de la Fundación March
Se estudiaron diferentes partes de la cocina:
– Color: se eligió un azul verdoso porqué es un color sobre el cual no se posan las moscas.
-Materiales: El uso del aluminio para unos pequeños cajones para guardar azúcar, legumbres, arroz,… Madera de roble para los envases de harina, porqué ésta repele a los llamados gusanos de la harina. También el uso de la madera de haya en las zonas de trabajo porqué esta madera es resistente a manchas, ácidos y cortes.
-Conexiones: Aunque la cocina debía ser un espacio a parte para mejorar la salubridad, para Margarete, debía estar conectada al salón para poder observar a los niños, así que diseñó una puerta corredera de 90 cms de ancho para poder ver pero para que no interrumpiera el espacio de la cocina.
Otra conexión de la cocina era con otra puerta al pasillo, por donde se entraba cargado con las cosas de la compra.
– Distribución: se hacían varias zonas separadas por pocos pasos, no debía superar los 3 metros entre ellas. La cocina era de 1,90 x 3,44 m
Una zona de cocción cerca de la puerta de conexión con el comedor, para llevar la comida recién sacada del fuego. Una de las ventajas extras, es que esta cocina ya era a gas, más limpia y con menos trabajo para la mujer. Y tenía un cajón al lado para meter las ollas, a modo de horno, sin tener que agacharse.
Una zona de trabajo frente a la ventana para tener luz natural y con una silla giratoria y ajustable en altura para que la mayor parte del trabajo se pudiera hacer sentada.
Esta zona de trabajo está compuesta por un canal de desechos y un pequeño cajón que se vaciaba en el gabinete de desechos, accesible desde la cocina y el pasillo.
Tabla de planchar plegable a la pared, y desplegable con un simple movimiento.
Una zona de aguas con fregadero doble, con un escurreplatos a la izquierda para limpiar los platos y dejarlos secar.
Existencias cómo arroz y legumbres almacenadas en cajones de aluminio diseñados para coger por un asa y echarlos directamente.
Armario para guardar las ollas, de lado y con el asa hacia afuera para poder coger con mayor comodidad. Y al lado otro armario para basura y escobas.
Os recomiendo ver el vídeo promocional que se hizo para las viviendas Römerstadt en Fráncfort del Meno (Alemania). En los primeros minutos se ve cómo eran antes las cocinas de complicadas para preparar el fuego y la especie de horno que tenían, incluso los 90 metros que se tenían que recorrer para realizar las tareas. Luego podéis ver cómo se funcionaba en una cocina Frankfurt y el recorrido de 8 metros!
Este post es un homenaje a Margarete Schütte-Lihotzky por su trabajo en mejorar la vida de las personas, y de las mujeres en particular. También para saber de donde venimos, dónde fue el principio de las cocinas diseñadas para las personas y que para nosotros es muy importante para ser mejores.
